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Arquitectos: Clarita Reutter Susaeta, Claudio Torres Salazar, Emile Straub, Yuji Harada; Claudio Torres Salazar, Yuji Harada, Clarita Reutter Susaeta, Emile Straub
- Área: 575 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Nico Saieh
La historia de un pabellón.
Desde hace 7 años que en Santiago de Chile, una vez al año se celebra la construcción de un lugar inédito. Estos lugares vienen y se van. Entran y salen camionadas de tierra, atados de mimbre, plantas vivas de choclo del Parque Araucano… Nadie sabe bien que se traman pero está la certeza de que una vez más el parque los sorprenderá con un nuevo folie.
Los pabellones son una especie de festividad. Una celebración al verano, al parque, a la vida en la ciudad, a la supuesta prosperidad del país y a la arquitectura. Es un sueño de verano. Pero a donde van a parar todas esas bellas ideas que una vez llenaron ese vacío? Nos encontramos ante una arquitectura de acumulación. Las imágenes se sobreponen unas con otras. En este escenario, las imágenes son mas fuertes; perduran, pero la arquitectura como tal es imperecedera. Reconocemos que esto es un problema disciplinar medular. Con esto en mente, trabajamos con la definición del pabellón como objeto autónomo de su imagen definitiva.
Condición desmontable.
La oportunidad otorgada por el concurso Y.A.P. Constructo es una instancia en que se invierte tiempo, trabajo y recursos que creemos deben dar frutos más allá del encargo. Nos preocupa la vida útil de esta iniciativa.
La condición desmontable y durable en el tiempo de la estructura permite extender el alcance de esta iniciativa. Quiere conquistar nuevos y remotos lugares para proporcionar un espacio para la reunión y el encuentro. De este modo, el nuevo cuerpo tiene autonomía respecto al encargo, al tiempo en que se fabricó, al lugar en que se emplaza por primera vez y respecto a sus autores; es un cuerpo autónomo.
Curiosidades.
Se busca poner en valor un lugar con una serie de eventos en un Parque ya consolidado y poder complementarlo con un objeto singular, frágil, liviano y traslúcido. Un cuerpo estable y resistente; aún siendo un artefacto ajeno, una curiosidad.
La investigación de Buckminster Fuller y la exploración plástica de la artista Gego genera objetos líquidos; una masa de aire en base a pequeñas piezas que componen un todo y nos recuerdan la potencialidad de estas estructuras, y son reinterpretadas para generar una espacialidad increíble por su densidad y esbeltez de elementos. La metodología para aplicar estos principios proyectuales del 60 es en base a una serie de obstrucciones, un juego de reglas que permitieron adaptar un modelo teórico a la tecnología y manufactura local. Las estructuras desplegables de Pérez Piñeiro, son una invitación a lograr montajes con un abrir y cerrar de ojos. Por otra parte, los ejercicios de estructuras inflables de los años 60 y 70 evidencian que la configuración del espacio vacío –o del aire- es uno de los temas centrales de la arquitectura, y por último la investigación de Kenneth Snelson muestra un desarrollo de componentes y piezas que aunque pertenecientes al mundo de la ingeniería, son también arte, y porque no; arquitectura.
Levedad y tensión
La estructura abovedada se configura por un vacío suspendido de elementos esbeltos que flotan en el aire. Tiene una planta con forma de elipse inscrita en un rectángulo. Es una bóveda desmaterializada de 36 metros de largo, 16 de ancho y una altura total de 6 metros. El centro del recinto está liberado y los apoyos se sitúan perimetralmente. El transeúnte mira hacia arriba y se sorprende; intenta dilucidar como funciona un sistema como este, en que nada se toca y todo flota.
El sistema de domo tensado es una estructura progresiva que se aliviana hacia el anillo superior hasta reducir el peso de estas piezas aisladas al mínimo posible. Su forma está dada por la repetición de un sistema de reglas que otorgan rigidez y coherencia a la estructura de elementos comprimidos –tubos- y elementos tensionados –cables-. El sistema está compuesto por 5 estratos, cada uno con tubos de 1 a 3,6 mt de largo. Estos tubos soportan las cargas de compresión del entramado y se sostienen en posición vertical gracias a cables de 3 a 6 mm de espesor que funcionan tensionados.
Ambos elementos se encuentran en un nudo terminal en el extremo superior e inferior de cada uno de los tubos, diseñado para cada tipo de barra. Todos los elementos que componen la trama son materiales disponibles en el mercado –piezas industriales- a excepción del nudo terminal de cada barra y las bases de acero de los tubos que llegan al suelo (apoyo simple y estacas).
Un salón en el parque.
El lugar es el Parque Araucano. A momentos es una plaza, a momentos un verdadero parque urbano. Reciclaje, estacionamiento, mall, skyline atiborrado de edificios que enceguecen… Ante esta diversidad de actividades, la propuesta inserta un nuevo espacio interior en el funcionamiento del parque; un salón. Este lugar guarda estrecha relación con el exterior, ya que aprovecha el verano y sus bondades; la posibilidad del descanso del sol durante el día y de la noche a través de una bóveda iluminada.
Un interior versátil, un espacio vacio,”donde el contenido es el contendor”; 500 m2 para alojar un sinfín de situaciones; un lugar de paso y para el encuentro, para eventos musicales, seminarios, fiestas y talleres. No existe un adelante y un atrás, no hay “back stage” ni jerarquías; es un único espacio en que espectadores y actores habitan un mismo lugar. La planta es axialmente simétrica; un único espacio sin divisiones que contiene dos aperturas puntuales que señalan los accesos.
Prototipos, prefabricación y montaje.
La investigación fue conducida en base a pruebas empíricas con prototipos a distintas escalas; -maquetas 1:50, 1:25, 1:10, 1:5, 1:2 y finalmente 1:1-, en múltiples materiales que permitieron testear distintas temáticas que profundizaba la investigación: (a) la capacidad estructural y la secuencia de montaje, (b) la espacialidad, (c) la cantidad de elementos que la componían, sus dimensiones, materialidad, etc., (d) la cualidad de la malla o superficie que encierra el vacío respecto a su color, opacidad, elasticidad y apariencia, y por último (e) el contenido de la bóveda, su mobiliario o exposición.
El proceso de construcción inició con la prefabricación de las piezas que componen el todo para su posterior montaje. La búsqueda del material fue guiada por su capacidad de ser desmontable y de no deteriorarse en los traslados, además de tener la capacidad de resistencia requerida. El aluminio resulto un gran material para los tubos de 2 a 3” de diámetro, porque permitía ser manejado por un único operario y el acero, tanto en cables (3 a 6mm) como tensores permitió precisión y resistencia estructural; dejando el proceso en terreno con el mínimo de margen para ajuste y tiempos de montaje. Las piezas terminales que unen ambos elementos son de duraluminio lo que permitió una pieza torneada y particular para cada unión con capacidad estructural suficiente para resistir los solicitudes estructurales. Todas las piezas fueron movidas por una camioneta simple y una a una se fueron montando en terreno en una secuencia sistematizada pero no carente de sorpresas.
La tenida.
Nos entusiasma que la estructura en su estado “desnudo” –desprovisto de programa y lugar- adquiere estas características en base a una tenida que la complementa –de gala, informal, de verano o invierno-. Sombra, luz, agua y mobiliario otorgan versatilidad a la estructura y permite imaginar nuevos y variados escenarios de montaje.
En esta ocasión se compone de una malla traslucida que cubre este cuerpo y se pierde en la vista frontal, mientras que al escorzo adquiere una apariencia mas tupida; acentuando la ambigüedad entre el espacio interior y el exterior. Se refresca gracias a la leve sombra del entramado, al viento y al agua en forma de una fresca brisa. Una serie de vaporizadores de agua a la altura del cuerpo se activa intermitentemente, temperando el lugar durante el día como resguardo del fuerte calor del verano.
Los troncos en sus interior, como mobiliario un tanto exótico, en estado bruto, de grandes dimensiones y como ruinas de un paisaje natural contrastan con el escenario artificial, liviano e itinerante que las contiene. Los troncos, vivos y muertos al mismo tiempo pesan todo lo que la estructura no.
Entrada la tarde y a contraluz, se ve la trama contra el cielo. Es su momento de gloria, se acerca un evento y se viste de fiesta… Invade la oscuridad y una línea de luz recorre algunos tensores que sostienen los tubos; flotan en la oscuridad y celebran el inicio de un nuevo acontecimiento. A su vez, se dibuja un claramente el interior gracias a la luz que baña la malla. En simultáneo se ve el skyline del parque entre la trama iluminada. El evento finaliza, y la estructura se vuelve imperceptible.
Experiencia colectiva.
El proyecto es un ejercicio experimental y constructivo, hecho en base a un proceso sistemático de producción de piezas y su posterior ensamblaje, que dan cuenta de una secuencia artificial y humana. El proyecto tuvo un equipo de 4 arquitectos a cargo, 1 ingeniero japonés vía mail –con una visita memorable-, 3 encargadas del registro audiovisual, 1 iluminador, 1 maestro con experiencia en sistemas tradicionales de construcción y 24 alumnos con sus dudas, habilidades, interés e ingenio. Este interés –con el que contábamos desde un principio pues no sería posible esta cruzada sin él- fue genuino y estrictamente en el proyecto.
Así, el Parque Araucano se volvió un taller de investigación al aire libre, y los 30 personajes se volvieron un grupo en las cálidas noches de verano que fueron más de una vez motivo de celebración.